Aprender un nuevo idioma es un reto. De allí la importancia de hacer del inglés un hábito de estudio, para el dominio de la gramática, fluidez del habla y desarrollo de la personalidad de cara a tu perfil profesional y metas personales.
Entonces, ¿qué hacer? Pues, sencillo: incorporar el idioma inglés a tu rutina diaria. Pero, ¿cómo lograrlo sin frustrarnos en el intento? A continuación un par de tips para dar tus primeros pasos.
Objetivos SMART en el inglés como hábito
Dar el primer paso lo es todo, pero lo esencial es avanzar a un ritmo constante y personalizado. Esto se logra estructurando el aprendizaje y estableciendo metas realistas a corto, mediano y largo plazo.
Con esto en mente, lo recomendable es establecer los objetivos utilizando el marco “SMART”:
- Specific (Específicas)
- Measurable (Medibles)
- Attainable (Alcanzables)
- Relevant (Relevantes)
- Time-bound (Con un plazo).
Nuestros objetivos deben ser ambiciosos, pero realistas, desglosado en partes fáciles de manejar. La mayoría de las metas grandes (como hablar, escribir y mantener una conversación fluida con un hablante nativo), se logran con la realización de tareas pequeñas y alcanzables.
Desarrollo del hábito
Los hábitos permiten a nuestro cerebro aumentar la productividad y rendimiento en función de las nuevas necesidades. Y es muy cierto: una nueva tarea siempre requiere mayor energía y esfuerzo, pero una vez comprendido el funcionamiento, el cerebro comenzará a automatizar ciertos procesos para mejorar el desempeño y espacio de pensamiento.

Por tanto, podemos decir que los hábitos son círculos de acciones, es decir, el cerebro convierte en hábito una serie de acciones una vez se prepara, repite y obtiene resultados:
- Preparación: Lo que se necesita para entrar en modo automático
- Rutina: Acción, análisis y repetición
- Recompensa: Resultados y beneficios que se pueden experimentar tras la liberación de endorfinas al completar una tarea.
Estrategias de desarrollo para un buen aprendizaje
Las estrategias de desarrollo deben incluir espacios claros y relajantes que permitan aprovechar al máximo las herramientas. El espacio adecuado, además, condiciona a un estudio específico.
Pero, más allá del espacio, están las pequeñas acciones que marcan la diferencia, como grabar y escuchar, tomar notas, repetir, compartir avances y aprovechar el tiempo muerto.
- Condiciona tu espacio de estudio: Como ya he indicado, el espacio es clave para centrar nuestros esfuerzos. Por tanto, es importante elegir un espacio óptimo, ordenado, seguro y cómodo al momento de estudiar.
- Grábate y escucha: Para familiarizarnos con nuestra voz y personalidad como hablantes de un nuevo idioma. Tomar extractos de cualquier texto para luego leerlo mientras nos grabamos es un ejercicio muy útil, pues permite conocernos, analizarnos y comparar el avance con grabaciones futuras.
- Repite: La clave para la formación de un hábito es la repetición, es decir, la práctica constante y bien planificada.
- Toma notas: No sólo en tu laptop, Smartphone o Tablet, sino también en papel. De hecho, gracias a estudios recientes de la Universidad de California, se sabe que escribir es más efectivo que tipear, ya que los movimientos que responden a la escritura activan las funciones motoras del cerebro, permitiendo reconocer letras, símbolos y números para establecer una conexión en el momento de leer.
- Comparte tus avances: Comparte con tus compañeros de estudio o amigos hablantes del idioma inglés. Dar a conocer lo que sabes, entre otras cosas, permite reforzar la memoria, organizar ideas y trabajar la seguridad y confianza.
- Aprovecha tu tiempo muerto: Para activar tu inconsciente mientras descansas. Escuchar audiolibros, podcast, películas y canciones en inglés es una forma de inmersión completa.
Ahora ya lo sabes: Speak english, start today! Contact me.
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